Capitulo 8


Capítulo 8


Ardiendo de rabia, luche mejor y mas duramente en aquel día de lo que jamás había luchado en las otras clases con los aprendices. Así que finalmente gané mi primera lucha cuerpo a cuerpo, aniquilando a Shane Reyes. Siempre nos habíamos llevado bien, y se lo tomó a bien, aplaudiendo mi rendimiento, al igual que hicieron algunos otros.
"La revancha está comenzando", Observó Mason después de la clase.
"Es lo que parece."
Gentilmente tocó mi brazo. "¿Cómo está Lissa?"
No me sorprendió que lo supiese. Los chismes se propagaban tan rápido por aquí, que algunas veces parecía que todos tuviésemos una conexión mental.
"Bien. Se está recuperando." No le comenté como lo sabía. Nuestra conexión es un secreto para los estudiantes. "Mase, que sabes sobre Mia. ¿Crees que puede haberle hecho eso? "
"Whoa, hey, no soy un experto en ella. Pero ¿honestamente? No. Mia no haría ni disecciones en biología. No me la puedo imaginar pegándole a un zorro, menos todavía, matándolo. "
"¿Ninguno de sus amigos lo haría por ella?"
Negó con la cabeza. "No realmente. No son exactamente del tipo que manchan sus manos, tampoco. Pero, ¿quién puede saberlo? "
Lissa continuaba abatida cuando la encontré más tarde en el almuerzo, su estado de ánimo empeoró mientras Natalie y su grupo no podían dejar de hablar del zorro. Aparentemente Natalie se sobrepuso a su repugnancia lo suficiente como para disfrutar de la atención que el espectáculo trajo sobre ella.
Tal vez ella no era tan feliz con su condición de impopular como siempre había creído.
"Y estaba ahí", explicó, agitando sus manos para enfatizar. "Justo en el centro de la cama. Había sangre por todas partes. "
Lissa se veía tan verde como el jersey que llevaba puesto, y la saqué de allí incluso antes de que terminase mi propia comida y de inmediato iniciase una serie de obscenidades sobre el don de gentes de Natalie.
"Es buena gente", dijo Lissa automáticamente. "El otro día me contabas lo bien que te caía."
"Me cae bien, sólo que es incompetente para ciertas cosas."
Nos detuvimos en el exterior de nuestra clase de comportamiento animal, y me di cuenta de que la gente nos lanzaba miradas curiosas y cuchicheaban en cuanto pasábamos a su lado. Suspiré.
"¿Cómo lo llevas?"
Una media sonrisa apareció en su rostro. "¿No puedes sentirlo?"
"Sí, pero quiero oírlo de ti."
"No lo sé. Pero estaré bien. Solo quiero que dejen de mirarme como si fuese un monstruo. "
Mi ira estalló de nuevo. Lo del zorro era malo. Pero los cuchicheos de la gente lo hacia todavía peor, pero por lo menos, sobre eso podía hacer algo al respecto. "¿Quién te está molestando?"
"Rose, no puedes pegarle a todo el mundo con el que tengamos problemas".
"¿Mia?" Supuse.
"Y los demás", dijo evasivamente. "Mira, no importa. Lo que quiero saber es como pudo ser... es decir, no puedo dejar de pensar sobre aquella vez — "
"No", la advertí.
"¿Por qué sigues fingiendo que no ha ocurrido? Tú de todos los demás. Te ríes de Natalie por que no para de hablar, pero no es como si tuvieses un buen control de ti misma. Por lo general, hablas de cualquier cosa".
"Pero no se trata de eso. Tenemos que olvidarlo. Fue hace mucho. Ni tan siquiera sabemos realmente lo que pasó. "
Me encaró con sus grandes ojos verdes, calculando su siguiente argumento.
"Hola, Rose."
Nuestra conversación se detuvo cuando Jesse vino hacia nosotras. Le di mi mejor sonrisa.
"Hola".
Saludó amablemente a Lissa. "Así que, oye, que tal si esta noche hacemos un pequeño grupo de estudios en tu dormitorio. ¿Crees que ... tal vez ... "
Olvidándome momentáneamente de Lissa, enfoque mi atención completamente en Jesse.
De repente, tenía que hacer algo salvaje y muy malo. Hoy habían sucedido demasiadas cosas. "Seguro."
Me dijo cuando estaría allí, y le dije que me reuniría con el en una de las zonas comunes, con "más información".
Lissa me miró fijamente cuando él se marchó. "Estás bajo el arresto domiciliario. No te dejarán quedar y hablar con él."
"No quiero " hablar "con él. Nos escabulliremos".
Gruñó. "A veces no te entiendo".
"Eso es por que tu eres la cuidadosa, y yo la imprudente".
Una vez que Comportamiento Animal comenzó, analicé las posibilidades de que Mia fuese la responsable. La arrogante mirada que tenía su cara de ángel-psicótico, ciertamente hacia ver que amaba la sensación provocada por el zorro sangriento. Pero eso no significa que fuese culpable, y después de observarla durante las últimas dos semanas, sabía que disfrutaría de cualquier cosa que nos perjudicase a Lissa y a mí. Ella no tenía que ser la persona que lo había hecho.
"Los lobos, al igual que muchas otras especies, se dividen en grupos de machos y hembras alfa a los cuales los demás deben reportar. Los alfas son casi siempre los más fuertes físicamente, aunque muchas veces, los enfrentamientos acaban siendo sólo una cuestión de voluntad y personalidad. Cuando un alfa es desafiado y sustituido, ese lobo será expulsado del grupo y posiblemente atacado. "
Dejé de soñar despierta y me centré en la Sra. Meissner.
"La mayoría de los enfrentamientos tienden a ocurrir durante la época de apareamiento," continuó. Naturalmente, esto provocó algunas risas entre los alumnos. "En la mayoría de los grupos, los alfas son los únicos que se aparean. Si el lobo macho alfa es un anciano, un competidor mas joven puede pensar que tiene una oportunidad contra él. Los jóvenes generalmente no se dan cuenta de lo seriamente amenazados que están por el más experimentado".
Dejando de lado el negocio de los viejos y jóvenes-lobo, pensé que el resto era bastante pertinente. Ciertamente, en la estructura social de la Academia, decidí amargamente, parece haber un montón de alfas y competiciones.
Mia levantó su mano. "¿Qué hay de los zorros? ¿También hay alfas?
Toda la clase retuvo el aliento y después surgieron algunas risillas nerviosas. Nadie parecía creer que Mia hubiese tocado ese tema.
La Sra. Meissner se puso roja, con lo que sospeche que era de rabia. "Hoy estamos hablando de los lobos, Srta. Rinaldi."
A Mia no parecía importarle la bronca, y cuando la clase de dividió en parejas para hacer un trabajo, pasó la mayor parte del tiempo mirándonos y riendo. Por la conexión, pude sentir a Lissa cada vez más molesta, mientras que las imágenes del zorro todavía pasaban por su mente.
"No te preocupes", le dije. "Tengo una forma—"
"Hey, Lissa," nos interrumpió alguien.
Miramos a Ralf Sarcozy cuando se detuvo enfrente de nuestras mesas. Tenía esa estúpida sonrisa de siempre, y tuve la sensación de que se nos había acercado debido a una apuesta con sus amigos.
"Entonces, admítelo", dijo. "Tu mataste al zorro. Estas intentando convencer a Kirova de que estas loca, para así poder volver a salir de nuevo. "
"Que te jodan", le dije en voz baja.
"¿Te estas ofreciendo?"
"Por lo que he escuchado, no tienes con que" Le contesté.
"Wow," se burló. "Has cambiado. Por lo que recuerdo, no eras tan exigente a la hora de elegir con quien estar desnuda. "
"Y por lo que yo recuerdo, las únicas que tu viste desnudas estaban en Internet."
Levantó la cabeza con ares de superioridad, con un gesto excesivamente dramático. "Oye, acabo de darme cuenta: fuiste tu, ¿verdad?" Miró a Lissa, dándome la espalda. "Ella mató al zorro por ti, ¿no? Algún tipo de extraño vudú lesbi-ahhh! "
Ralf explotó en llamas.
Me levanté y alejé a Lissa de él - y no es algo fácil de hacer, ya que estábamos sentadas. Acabamos en el suelo mientras que los gritos - de Ralf en particular – llenaron nuestra aula y la Sra. Meissner salió corriendo para coger un extintor.
Luego, de la nada, las llamas desaparecieron. Ralf todavía estaba gritando y retorciéndose, pero no tenía marcas de quemaduras. La única prueba de lo que acaba de ocurrir era el olor de humo en el aire.
Durante varios segundos, toda la clase se congeló. Por lo tanto, todos poco a poco juntaron las piezas del rompecabezas. Las especialidades de la magia de los Moroi era conocidas por todos, y después de mirar a toda la clase, identifiqué tres usuarios de fuego: Ralf, su amigo Jacob, y – Christian Ozera.
Dado que ni Jacob ni Ralf quemarían a Ralf, eso dejo ver claramente quien era el culpable. El hecho de que Christian estaba riendo histéricamente solo lo recalco más.
La Sra. Meissner cambio de rojo a morado. "¡Señor Ozera!" Gritó. "¿Cómo te atreves – tienes alguna idea – al despacho de la Directora Kirova ahora mismo! "
Christian, totalmente inquebrantable, se levantó y arrojó su mochila sobre un hombro.
La sonrisa se mantenía en su rostro. "Claro, Sra. Meissner."
Se desvió de su camino para pasar al lado de Ralf, que se retiró rápidamente cuando el pasaba. El resto de la clase lo miraba con la boca abierta.
Después de eso, la Sra. Meissner intentó que la clase volviese a la normalidad, pero fue una causa perdida. Nadie podía dejar de hablar sobre lo que había sucedido. Era chocante a diferentes niveles. En primer lugar, nadie había visto nunca ese tipo de hechizo: una especie de fuego que en realidad no quemaba nada. En segundo lugar, Christian lo había usado ofensivamente. Había atacado a otra persona. Los Moroi nunca hacían eso. Creían que la magia estaba destinada a la protección de la tierra, para ayudar a las personas a tener una vida mejor. Nunca, jamás había sido utilizada como un arma. Los instructores de magia nunca enseñaban ese tipo de hechizos, creo que ni tan siquiera la conocían. Por último, lo más loco de todo, Christian había hecho eso. Christian, que nunca se hacia notar y a quien nadie le importaba. Bueno, ahora el se había hecho notar.
Parecía que había alguien que todavía conocía conjuros ofensivos, sin embargo, y por más que me hubiese gustado la mirada de terror en el rostro de Ralf, pensé que Christian era verdaderamente un psicópata.
"Liss," la llamé en cuanto salimos de la clase, " dime, por favor, que no vas a reunirte de nuevo con él."
La culpa que se extendió a través de nuestra conexión mental, me dijo más que cualquier explicación.
"¡Liss!" La agarré del brazo.
"No es para tanto", dijo preocupada. "Él está realmente bien-"
"¿Está bien? ¿Está bien?" La gente en el pasillo nos miraba. Me di cuenta de que estaba prácticamente gritando. "Él está fuera de si. Prendió fuego a Ralf. Pensé que habíamos decidido que no lo volverías a ver".
"Tú lo decidiste, Rose. No yo." Había un tono en su voz que no había oído desde hace tiempo.
"¿Que está pasando aquí? ¿Estás... ¿sabes...?"
"¡No!" Insistió. "Ya te lo dije. Dios." Me lanzó una mirada de disgusto. "No todo el mundo piensa - y actúa – como tú".
Me encogí ante esas palabras. En este momento nos dimos cuenta de que Mia estaba pasando por allí.
No había escuchado la conversación, pero había entendido el tono. Una sonrisa sarcástica apareció en su rostro. "¿Problemas en el paraíso?"
"Ve a por tu chupete y cierra tu maldita boca", le dije, sin esperar a escuchar la respuesta. Se quedó con la boca abierta y, a continuación, frunció el ceño.
Lissa y yo caminábamos en silencio, y de repente Lissa comenzó a tener un ataque de risa. De esa forma nuestra pelea se disipó.
"Rose..." Su tono era mucho más suave ahora.
"Lissa, él es peligroso. No me gusta. Por favor, ten cuidado".
Agarró mi brazo. "Lo tendré. Soy cuidadosa, ¿recuerdas? Tu eres la imprudente."
Esperaba que eso todavía fuese verdad.
Pero más tarde, después de la escuela, tuve mis dudas. Estaba en mi habitación haciendo las tareas cuando sentí un hilo de los sentimientos furtivos de Lissa. Perdiendo la concentración de mi trabajo, miré al vacío, intentando entender detalladamente lo que estaba sucediendo con ella. Si había un momento perfecto para entrar en su mente, era ahora, pero no sabía cómo controlarlo.
Concentrándome, traté de pensar en lo que normalmente hacía que nuestra conexión se estableciese. Generalmente ella experimentaba alguna emoción fuerte, una emoción tan poderosa que invadía mi mente. Tuve que trabajar duro para luchar contra eso, siempre intentaba mantener una pared mental levantada.
Centrándome en ella ahora, intenté eliminarla. Controlé mi respiración y aclaré mi mente. Mis pensamientos no importaban, sólo los de ella. Necesitaba abrirme a ella y que conectásemos.
Nunca antes había hecho algo como esto, no tenía paciencia para la meditación. Sin embargo, mi necesidad era tan grande, que me vi obligada a centrarme en la relajación. Necesitaba saber lo que iba a pasar, y después de unos momentos, el esfuerzo valió la pena.
Estaba dentro.

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