Capitulo 5


Capítulo 5

O más bien, habían sido Strigoi. Un regimiento de guardianes los había perseguido y matado. Si los rumores eran ciertos, Christian había atestiguado todo eso cuando siendo un niño.
Y por más que el no fuese un Strigoi, algunas personas pensaban que no estaba lejos de serlo, por que siempre se vestía de negro y era muy reservado.
Strigoi o no, no confiaba en él. Era un idiota, y silenciosamente le gritaba a Lissa que saliese de allí - no es que mis gritos estuviesen ayudando mucho. Estúpido vínculo mental de una sola dirección.
"¿Qué estás haciendo aquí?" le preguntó ella.
"Disfrutando de la vista, por supuesto. Esta silla de lona es particularmente encantadora en esta época del año. Ahí, tenemos una vieja caja llena de registros del bendito y loco St. Vladimir. Y no podemos olvidarnos de esta hermosa mesa si una pata".
"Lo que sea." Hizo rodar los ojos y se movió en dirección a la puerta, queriendo salir, pero le bloqueó su camino.
"Bueno, ¿qué hay de ti?", Respondió con burla. "¿Por qué estás aquí? ¿No tienes fiestas a las que ir o vidas que destruir? "
Un poco de la vieja chispa de Lissa regresó. "Wow, eso es muy gracioso. ¿Soy un rito de paso ahora? Vamos a ver si puedo cabrear a Lissa para así demostrar lo guay que soy. Una chica que no conozco me gritó hoy, ¿y ahora tengo que tratar contigo? ¿Qué necesita una chica para que la dejen en paz? "
"Oh. Por lo tanto, es por eso que estás aquí. Para una fiesta de autocompasión. "
"No es ninguna broma. Estoy hablando en serio." Podría decir que Lissa se estaba enfadando. Eso se estaba imponiendo a su sufrimiento interior.
Él se encogió de hombros y de forma casual se dejó caer contra la pared. "Yo también lo estoy. Amo las fiestas de autocompasión. Lamento no haber traído los sombreros. ¿Sobre que quieres lamentarte en primer lugar? ¿Sobre cuanto tiempo te llevará ser popular y querida de nuevo? ¿Sobre las semanas que tendrás que esperar hasta que Hollister te envíe ropas nuevas? Si optaste por el transporte marítimo tal vez no tengas que esperar tanto tiempo."
"¡Déjame salir", dijo de forma irritada, empujándolo a un lado.
"Espera", dijo cuando ella llegó a la puerta. El sarcasmo en su voz había desaparecido.
"¿Cómo ... Ahn.., ¿Cómo era? "
"¿Cómo era qué?" le replicó ella.
"Estar fuera. Lejos de la Academia. "
Ella vaciló un momento antes de responder, cogida con la guardia baja para lo que parecía un verdadero intento de establecer una conversación. "Fue maravilloso. Nadie sabía quien era. No era más que otra cara. No era una Moroi. No era de la realeza. No era nadie." Ella miró al suelo. "Todo el mundo aquí cree que sabe quien soy."
"Si. Es muy difícil dejar atrás el pasado", dijo amargamente.
En ese momento, Lissa pensó - y yo, por defecto - lo difícil que debía ser estar en la piel de Christian. La mayoría de las veces, las personas lo tratan como si no existiese. Como si fuese un fantasma. No hablan con él o sobre él. Simplemente no se daban cuenta de su existencia. El estigma del crimen de sus padres era muy fuerte, lanzando sombras sobre toda la familia Ozera.
Sin embargo, el la había enfadado y no estaba dispuesta a sentir lástima por él.
"Espere - ¿Ahora eres tu el de la autocompasión?"
Se rió, casi con aprobación. "Desde hace un año que esta sala es el lugar de mis fiestas de autocompasión. "
"Lo siento", dijo Lissa sarcásticamente. "Venía aquí desde mucho antes de marcharme. Tengo más derecho. "
"Derecho de los sin techo. Además, tengo que estar cerca de la capilla, siempre que sea posible, para que la gente sepa que no me he convirtió en un Strigoi... todavía." Una vez más, su voz sonó con un tono de amargura.
"Solía verte siempre en la iglesia. ¿Esa es la única razón por la que vas? ¿Por las apariencias?"
Los Strigoi no pueden entrar en tierra sagrada. Un poco más de esa cosa de pecando-contra-el-mundo.
"Por supuesto", dijo. "¿por qué más iría? ¿Por el bien de mi alma? "
"Lo que sea," dijo Lissa, que claramente tenía una opinión diferente. "Te dejaré solo entonces. "
"Espera", dijo de nuevo. Parecía que no quería dejarla ir. "Te ofrezco un trato. Te puedes quedar aquí también si me cuentas una cosa".
"¿Lo qué?" Lo miró nuevamente.
Él se inclinó ligeramente hacia adelante. "De todos los rumores que oí sobre ti hoy - y créeme, he escuchado muchos, incluso si nadie me dice nada directamente – hay uno sobre el que no oí muchos comentarios. Ellos analizaron todo lo demás: por que huiste, lo que hiciste fuera, por que regresaste, la especialización, lo que Rose le dijo a Mia, bla, bla, bla. Y en medio de todo esto, nadie, nadie ha cuestionado esa estúpida historia que Rose sobre la existencia de todo tipo de personas marginales que te dejaban que les tomaras su sangre. "
Ella desvió la mirada, y pude sentir como sus mejillas comenzaban a enrojecerse. "Ni es estúpida, ni es una historia. "
Él se rió suavemente. "He vivido con los seres humanos. Mi tía y yo estuvimos lejos después de que mis padres… muriesen. No es tan fácil encontrar sangre." Cuando ella no respondió, se rió otra vez. "Fue Rose, ¿no? Ella te alimentó”.
Un nuevo temor se apoderó de ella y de mí. Nadie en la escuela podía saberlo.
Kirova y los guardianes que nos fueron a buscar lo sabían, pero guardaban la información para si mismos.
"Bueno. Si eso no es amistad, no sé lo que es, "dijo.
"No se lo puedes contar a nadie", lanzó.
Eso era todo lo que necesitábamos. Como lo había recordado, los alimentadores eran adictos a las mordeduras de vampiro. Aceptábamos eso como parte de la vida, pero al mismo tiempo los despreciábamos por eso. Para todos los demás - sobre todo para una Dhampir - dejar que un Moroi tomase su sangre era casi, como decirlo, sucio. De hecho, una de las cosas más pervertidas, casi pornográficas que un Dhampir podía hacer, era dejar que un Moroi tomase su sangre durante las relaciones sexuales.
Lissa y yo no habíamos tenido sexo, por supuesto, pero ambos sabíamos lo que los demás pensarían sobre la alimentación.
"No se lo digas a nadie". Repitió Lissa.
El metió las manos en los bolsillos de la chaqueta y se sentó en una de las cajas. "¿A quien se lo contaría? Mira, por que no te sientas en el asiento de la ventana. Puedes tenerlo hoy y permanecer allí durante un tiempo. Si es que no me tienes miedo".
Ella vaciló, estudiándolo. Parecía oscuro y hosco, con los labios curvados en una especie de sonrisa de "Soy tan rebelde". Pero no parecía tan peligroso. No parecía un Strigoi.
Cuidadosamente, se sentó de nuevo en el asiento de la ventana, frotando inconscientemente sus brazos contra el frío.
Christian la observaba, y un momento después, el aire se calentó considerablemente.
Lissa se encontró con la mirada de Christian y sonrió, sorprendida por no haber notado con anterioridad lo azules que eran sus ojos. "¿Estás especializado en el fuego?"
Asintió y se dejó caer en una silla quebrada. "Ahora tenemos asientos de lujo."
Salí de la visión bruscamente.
"¿Rose? ¿Rose?
Parpadeando, me enfoqué en la cara de Dimitri. Estaba inclinando hacia mí, sus manos agarrando mis hombros. Había dejado de caminar, nos detuvimos en el medio del patio que separaba los edificios de la parte superior del campus.
"¿Estás bien?"
"Yo... sí. Yo estaba... estaba con Lissa…" puse una mano en mi frente. Nunca había tenido una experiencia tan larga y clara como esta."Estaba en su cabeza."
"¿Su… cabeza?
"Si. Es una parte de nuestra conexión mental." Realmente no tenía ganas de explicarle eso.
"¿Está todo bien con ella?"
"Sí, ella está..." Dudé. ¿Estaba todo bien con ella? Christian Ozera acababa de invitarla a quedarse un tiempo con él. Nada bueno. Pero los sentimientos que se agitaban en nuestra conexión mental ya no eran de enfado o miedo. Ella estaba casi contenta, aunque todavía estaba un poco nerviosa. "No está en peligro", le dije finalmente. Eso esperaba.
"¿Puedes continuar?"
El rígido, estoico guerrero que había conocido antes se había ido - sólo por un minuto - y parecía realmente preocupado. Realmente preocupado. Sentir sus ojos en mí de esa forma hacía que algo en mi interior se agitase – lo que era estúpido, por supuesto. No tenía razón alguna para ser tan ridícula, solo porque el hombre era demasiado guapo para su propio bien. Después de todo, él es un Dios anti-social, según Mason. Uno que supuestamente, me dejaría con todo tipo de dolores.
"Si. Estoy bien. "
Fui al vestuario del gimnasio y me puse un chándal que alguien finalmente había decidido darme después de haber pasado un día entrenando en pantalones vaqueros y camisa. Repugnante. Me perturbaba que Lissa estuviese con Christian, pero deje ese pensamiento para más tarde por que mis músculos me estaban informando que no querían pasar por ningún otro ejercicio por el día de hoy.
Entonces le sugerí a Dimitri que, tal vez, el podría dispensarme esta vez.
Se rió, y tuve la total certeza de que era de mí y no conmigo.
"¿Por qué es gracioso?"
"Oh", dijo, disimulando una sonrisa. "Lo decías en serio."
"¡Por supuesto! Mira, yo era, técnicamente, h estado despierta durante dos días. ¿Por que tenemos que comenzar ese entrenamiento ahora? Déjame ir a la cama," lloriqueé. "Es sólo una hora.”
Cruzó los brazos y me miró. Su preocupación de antes se había ido.
Ahora sólo se trataba de negocios. Amores Perros. "¿Cómo te sientes ahora? Después del entrenamiento que has hecho hasta ahora"
"Dolorida como el infierno".
"Te sentirás peor mañana".
"¿Y?"
"Por lo tanto, mejor meterse de lleno en el entrenamiento ahora que no te sientes... tan mal. "
"¿Qué clase de lógica es esa?" Repliqué.
Pero no discutí mas mientras me llevaba hasta la sala del gimnasio. Me mostró los pesos y los ejercicios que tenía que hacer y, a continuación, se fue a una esquina con una novela del Viejo Oeste. Qué dios. Cuando terminé, se detuvo a mi lado y me enseñó algunos ejercicios de estiramiento.
"¿Cómo terminaste siendo asignado como guardián de Lissa?", Le pregunté. "No estabas aquí hace unos años. ¿Te formaste al menos en esta escuela? "
No me respondió de inmediato. Tuve la sensación de que no solía hablar de si mismo con frecuencia. "No, asistí a una escuela en Siberia."
"Whoa. Este debe ser el único lugar peor que el de Montana. "
Un destello de algo - quizás de diversión - brilló en sus ojos, pero él no demostró haber notado la broma. "Después de la graduación, fui guardián de un lord de la familia Zeklos. Fue asesinado recientemente."
Su sonrisa desapareció, y su rostro se oscureció. "Me enviaron aquí porque necesitan guardias extras en el campus. Cuando la princesa apareció, me designaron a ella, ya que estaba por aquí. Que no es que eso sea importante hasta que deje el campus. "
Pensé en lo que me dijo. ¿Al hombre que tenía que proteger lo había matado algún Strigoi? "¿Este lord murió durante tu guardia?"
"No. Estaba con su otro guardián. Yo estaba lejos. "
Se quedó en silencio, su mente, obviamente, estaba en otro lugar. Los Moroi esperaban mucho de nosotros, no obstante, reconocían que los guardianes son - más o menos - simplemente humanos. Por lo tanto, a los guardianes se les pagaba y tenían vacaciones como en cualquier otro trabajo. Algunos guardianes radicales - como mi madre - se niegan a tener vacaciones y juran nunca dejar de lado a sus Moroi.
Mirando a Dimitri, tuve la sensación de que podría muy bien convertirse en uno de esos. Si había estado fuera debido a un mandato, no se echaría la culpa por lo que le sucedió a ese Lord. Aún así, él probablemente se culpase. Yo también me culparía si algo le sucediese a Lissa.
"Oye", le dije, de repente queriendo animarlo, "¿Ayudaste a trazar el plan para traernos de vuelta? Porque era muy bueno. Fuerza bruta y todo eso."
Levantó una ceja lleno de curiosidad. Guay. Siempre había querido hacer eso. "¿Me estás elogiando por eso?"
"Bueno, es mejor que su anterior intento".
"¿Intento anterior?"
"Si. En Chicago. Con un grupo de psi-Hounds".
"Esta fue la primera vez que os encontramos. En Portland. "
Deje de estirar y me senté con las piernas cruzadas. "Um, no creo que me haya imaginado los psi-Hounds. ¿Quién más podría haberlos enviado? Sólo responden a los Moroi. Tal vez nadie te lo ha contado".
"Tal vez", dijo cerrando el tema. Podría decir, que por sus palabras, no creía en la historia.
Regresé a la residencia de los aprendices después de eso. Los estudiantes Moroi, vivían del otro lado del patio, cerca de las zonas comunes. La organización de las viviendas estaba basada en la conveniencia. Estar aquí nos dejaba, a los aprendices, cerca del gimnasio y de las áreas de entrenamiento. Sin embargo, también vivíamos separados para fomentar las diferencias entre los Moroi y los dhampir. Sus dormitorios apenas tenían ventanas, solo teniendo alguna que otra pintada que atenuaba los rayos del sol. También tenían una sección especial donde disponían de los alimentadores. El dormitorio de los aprendices fue construido de una forma más abierta, permitiendo la entrada de más luz.
Tenía mi propia habitación porque había pocos aprendices, por no hablar de chicas. El cuarto que me dieron era pequeño y simple, con dos camas individuales y un escritorio con un ordenador. Habían traído mis pocas pertenencias desde Portland y estaban, en ese momento, metidas en cajas, esparcidas por la habitación. Revisé en las cajas buscando una camiseta para dormir. Mientras lo hacia encontré dos fotos, una de Lissa y yo en un partido de fútbol americano en Portland y otra sacada durante el viaje de las vacaciones con su familia, un año antes de la accidente.
Las coloqué en mi escritorio y encendí el ordenador. Alguien del equipo técnico me dejó un documento con las instrucciones para la renovación de mi correo electrónico y la creación de una contraseña. Hice las dos cosas, feliz de descubrir que nadie se había dado cuenta de que eso me serviría para comunicarme con Lissa.
Cómo estaba demasiado cansada para escribirle en ese momento, estaba apunto de apagar el ordenador cuando me di cuenta de que había recibido un mensaje. De Janine Hathaway. Era corto:
Me alegra que hayas regresado. Lo que hiciste es imperdonable.
"También te quiero, mamá," Murmuré, cerrando todo.
Me fui a la cama mas tarde, y caí presa del sueño incluso antes de tocar la almohada, y tal y como me había dicho Dimitri, me sentí diez veces peor cuando me desperté a la mañana siguiente. Acostada en la cama, reconsideré las ventajas de huir. Entonces me acordé de mi culo recibiendo patadas y llegó a la conclusión que la única forma de evitar que me volviese a suceder era sufriendo un poco esta mañana.
Mi dolorido cuerpo hacia que todo fuese mucho peor, pero aún así sobreviví al entrenamiento de antes de las clases con Dimitri y a las posteriores clases sin sentirme mal o desmayarme.
Durante el almuerzo, arrastré a Lissa fuera de la mesa de Natalie y le dí un buen sermón digno de Kirova acerca de Christian - particularmente castigándola por haberle dejado saber acerca de nuestro acuerdo acerca de la sangre. Si esto se supiese, nos mataría socialmente, y no confía en él para guardar el secreto.
Lissa tenía otras preocupaciones.
"¿Estabas dentro de mi cabeza de nuevo?", Exclamó. "¿Cuanto tiempo?"
"No lo hice a propósito", argumenté. "Simplemente sucedió. Y este no es el punto. ¿De todos modos cuanto tiempo estuvieron juntos? "
"No mucho. Fue… divertido".
"Bueno, no puedes hacerlo de nuevo. Si la gente descubre que estas andando con el te crucificarán." La miré detenidamente. "¿No estás, es decir, no te gusta, o si?
Bromeó. "No. Por supuesto que no. "
"Bien. Si quieres ir detrás de algún chico, reconquista a Aaron." El era molesto, es cierto, pero era seguro. Como Natalie. Porque todas las personas inofensivas eran tan inocentes. Tal vez esa era la definición de "seguro".
Se rió. "Mia me arrancaría los ojos."
"Podemos con ella. De hecho, el se merece a alguien que no compre en la GAP Infantil."
"Rose, tienes que dejar de decir cosas como esa".
"Solo estoy diciendo lo que tu no dices".
"Es sólo un año más joven," dijo Lissa. Entonces se rió. "No puedo creer que creas que soy yo, la que nos meterá en problemas. "
Sonriendo mientras entrábamos en el aula, la miré de reojo. "Aaron realmente está bastante bien, ¿eh?"
Ella sonrió y evitó mi mirada. "Si. Bastante bien. "
"Oh. ¿Ves? Deberías ir detrás de el".
"Lo que sea. De momento esta bien que seamos simplemente amigos. "
"Amigos que acostumbraban a meterse la lengua en la boca del otro".
Puso en blanco los ojos.
"Vale." Dejé de provocarla. "Deja a Aaron en el jardín de infancia. Mientras tanto, permanece lo más alejada posible de Christian. Es muy peligroso".
"Estás exagerando. No se va a convertir en un Strigoi".
"Es una mala influencia".
Ella rió. "¿Crees que estoy en peligro de convertirme en un Strigoi?"
No esperó mi respuesta, en lugar de eso empujó la puerta, abriéndola para nuestra clase de Ciencias. Parada allí en la puerta, me quedé pensando en lo que había dicho y un momento después la seguí. Cuando lo hice, tuve que ver el poder de la realeza en acción. Unos chicos - con algunas niñas que cabeceaban y reían tontamente – se estaban divirtiendo con un chico Moroi. No lo conocía muy bien, pero sabía que él era pobre y definitivamente no era de la realeza. Un par de matones eran usuarios de magia de aire, e hicieron volar los papeles de su mesa, lanzando corrientes de aire para que saliesen volando mientras el intentaba cogerlos.
Mis instintos me obligaban a hacer algo, tal vez ir a golpear a los usuarios de aire. Pero no podía iniciar una pelea con todo el mundo que me molestase, y ciertamente no con un grupo de la realeza - especialmente cuando Lissa precisaba mantenerse alejada de sus radares. Así que solo pude lanzarles una mirada de asco mientras caminaba a mi mesa.
Una vez que lo hice, una mano agarró mi brazo. Jesse.
"Oye", le dije bromeando. Afortunadamente, parecía no estar participando en la sesión de tortura. "Está prohibido tocar la mercancía."
Me sonrió, pero mantuvo su mano sobre mí. "Rose, le conté a Paul sobre aquella vez que iniciaste una pelea en el aula de la Sra. Karp."
Levanté la cabeza hacia ellos, con una sonrisa divertida. "Comencé un montón de peleas en su aula".
"Te acuerdas de la del cangrejo ermitaño. Y el gerbo."
Me reí, recordando. "¡Oh, sí. Era un hámster, creo. Lo metí dentro del tanque del cangrejo, y ambos estaban tan emocionados de estar tan cerca de mí, que lo dieron todo. "
Paul, un chico sentado cerca y que yo no conocía, también empezó a reír. Había sido transferido el año pasado, y al parecer, no había escuchado la historia. "¿Quién ganó?"
Miré a Jesse de forma cómica. "No me acuerdo. ¿Te acuerdas? "
"No. Solo recuerdo que la Sra. Karp se había vuelto loca." Él se dirigió a Paul. "Amigo, deberías haber visto a esa profesora que teníamos. Solía pensar que la gente estaba detrás de ella y se explotaba con cosas que no tenían ningún sentido. Era una locura. Tenía el hábito de caminar por el campus, cuando todo el mundo estaba dormido. "
Sonreí rígidamente, haciéndoles creer que eso era gracioso. En cambio, me acordé de la Sra. Karp de nuevo, sorprendida por pensar en ella nuevamente en menos de dos días. Jesse tenía razón – ella acostumbraba a andar mucho por el campus cuado trabajaba aquí. Era escalofriante. Me había encontrado con ella una vez – de forma inesperada.
Me había escapado por la ventana del dormitorio para ir a encontrarme con unas personas. Era tarde, y todos debíamos estar en nuestras habitaciones, durmiendo. Esas tácticas de fuga eran algo habitual para mí. Era buena en eso.
Pero me caí en ese momento. Mi habitación estaba en el segundo piso, y perdí mi apoyo más o menos en la mitad del camino al suelo. Sintiendo que me estaba acercando al suelo, intenté desesperadamente agarrarme a algo para reducir la velocidad de mi caída. Estaba demasiado preocupada como para sentir los cortes que las piedras del edificio estaban causando en mi piel. Me caí en la hierba del suelo, de espaldas.
"Muy mal hecho, Rosemarie. Deberías ser más prudente. Tus instructores estarían decepcionados".
Espiando avergonzada a través de mi cabello, vi a la Sra. Karp que me estaba mirando con una expresión de perplejidad. En ese mismo momento, el dolor atravesó cada parte de mi cuerpo.
Ignorándolo lo mejor que podía, me levanté con dificultad. Estar en la clase con la Loca Karp mientras estaba rodeada de otros estudiantes era una cosa. En estar ahí afuera a solas con ella era completamente diferente. Siempre tenía un destello misterioso en sus ojos que me ponía la piel de gallina. También había un alto riesgo de que ella me arrastrase hasta Kirova para que me castigase. Lo que era aún peor.
En cambio, ella sólo sonrió y tomó mis manos. Vacilé, pero dejé que me las agarrase. Silbó cuando vio a los arañazos. Amarrándomelas con firmeza, frunció las cejas ligeramente. Un hormigueo ardió en mi piel, con un tipo de zumbido agradable y, a continuación, se cerraron las heridas. Tuve una breve sensación de vértigo. Mi temperatura se elevó. La sangre se había ido así como el dolor de mi cadera y el de la pierna.
Con un jadeo, aparté mis manos de un tirón. Había visto mucha magia Moroi, pero nunca algo así.
"¿Qué... ¿qué hiciste?"
Ella me dio una vez más una extraña sonrisa. "Vuelve a tu dormitorio, Rose. Hay cosas malas aquí. Uno nunca sabe lo que lo está siguiendo. "
Yo seguía mirándome las manos. "Pero..."
La miré de nuevo y por primera vez advertí cicatrices en las esquinas de su frente. Como si hubiesen sido hechas por arañazos. Me miró fijamente. "No te descubriré si tu no me descubres. "
Regresé al presente, preocupada por el extraño recuerdo de esa noche. Jesse, en ese momento, me estaba hablando sobre una fiesta. "Tienes que escaparte esta noche. Vamos a ese lugar en el bosque en torno a las ocho y media. Mark ha conseguido maría".
Suspiré melancólicamente, sustituyendo el escalofrío que había sentido al recordar a la Sra. Karp. "No puedo escaparme. Tengo un carcelero ruso".
Dejó mi brazo, viéndose decepcionado, y pasó una mano por su cabello color bronce. Si. No poder estar con el era una gran vergüenza. Tendría que arreglar esto algún día. "¿Podrás salir alguna vez por buen comportamiento?" Bromeó.
Le di lo que yo esperaba que fuese una sonrisa seductora mientras asentía. "Claro", le dije sobre mi hombro. "Cuando lo sea"


1 comentario:

  1. esta muy bueno. el libro es muy entretenido, me gusto mucho. Hoy lo empeze a leer ya que me lo recomendaron y desde el primer capitulo hasta ahora no puedo parar , como dije es muy entretenido y la historia esta muy buena, me gusta mucho y no voy a parar hasta leer todos los libros. Me encanto

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